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Hablemos de la depresión

2017-10-05

Con motivo del Día Europeo de la Depresión, que se celebra el primer jueves de octubre desde 2004, el Dr. Manuel Martín invita a reflexionar en este artículo sobre la importancia de una enfermedad que afecta a cerca de un 10% de la población mundial.

Hablemos de la depresión Manuel Martín, Secretario-Patrono de la Fundación Española de Psiquiatría y Salud Mental.

 

La depresión es una enfermedad que puede afectarnos a todos. Provoca no solo tristeza, sino angustia y toda una serie de síntomas físicos y psicológicos. Repercute muy seriamente en la capacidad de las personas para llevar a cabo las tareas cotidianas, lo que tiene en ocasiones efectos nefastos sobre las relaciones con la familia y los amigos. En el peor de los casos puede provocar el suicidio. Afortunadamente la depresión se puede prevenir y tratar. Para sensibilizar acerca de este problema con ocasión del Día Mundial de la Salud Mental, que se celebra el próximo 10 de octubre, la Organización Mundial de la Salud pone en marcha una campaña de un año de duración cuyo lema es «Hablemos de la depresión».

 

Esta campaña es muy necesaria y llega en el momento adecuado. Los trastornos mentales llamados “comunes”, para distinguirlos de los denominados “trastornos mentales graves” – como la esquizofrenia o el trastorno bipolar - , están en aumento en todo el mundo. Entre 1990 y 2013, el número de personas con depresión o ansiedad aumentó  en cerca de un 50% en todo el mundo, pasando de 416 millones a 615 millones. Cerca de un 10% de la población mundial está afectado y los trastornos mentales representan un 30% de la carga mundial de enfermedad no mortal. Las catástrofes humanitarias, la desigualdad, la violencia sistémica que acompaña a muchos conflictos políticos y sociales o el terrorismo global entre otras causas aumentan la prevalencia de estos trastornos. La OMS estima que, durante las situaciones de emergencia, 1 de cada 5 personas se ve afectada por la depresión y la ansiedad. El término “trastorno mental común” no debe llamarnos a engaño. Si bien no todos los cuadros depresivos revisten igual gravedad, una depresión grave es una enfermedad muy seria. Al que tenga alguna duda, le invito a preguntar a una persona que la haya padecido.

 

Pero tratar la depresión no solo reporta beneficios en términos de salud o bienestar personal o familiar, sino que resulta muy rentable desde una perspectiva meramente económica. Cada dólar invertido en la mejora del tratamiento de la depresión y la ansiedad rinde otros cuatro en mejora de la capacidad funcional y el rendimiento en el trabajo, según un reciente estudio dirigido por la OMS en el que se estiman por primera vez los beneficios, tanto sanitarios como económicos, de la inversión en el tratamiento de las enfermedades mentales más frecuentes en el mundo. Pese a ello, las inversiones actuales en servicios de salud mental son muy inferiores a lo necesario. El estudio, publicado en 2016 en la prestigiosa revista internacional The Lancet Psychiatry, aporta argumentos sólidos para aumentar las inversiones en servicios de salud mental en todos los países, independientemente de su nivel de ingresos.

 

Pese a ello, las inversiones actuales en servicios de salud mental son muy inferiores a lo necesario. Según la encuesta realizada para el Atlas de Salud Mental de la OMS 2014, los gobiernos gastan por término medio un 3% de sus presupuestos sanitarios en salud mental, cifra que oscila entre menos de un 1% en los países de ingresos bajos y un 5% en los de ingresos altos. Todo ello muy lejos de la cifra del 10-15% que aconsejan los expertos. Como puede suponerse, la carga negativa de la salud mental se ceba especialmente en los más desfavorecidos y en las personas marginadas de todo tipo, creando un círculo infernal de pobreza, desigualdad, vulnerabilidad y sufrimiento psíquico que crea a su vez más pobreza.

 

«La salud mental tiene que ser una prioridad mundial en el ámbito del desarrollo y de las actividades humanitarias, y una prioridad en todos los países», afirmó Arthur Kleinman, Profesor de Antropología Médica y Psiquiatría en la Universidad de Harvard, y experto en salud mental mundial durante unas jornadas organizadas en Washington por el Banco Mundial y la OMS. «Tenemos que proporcionar tratamiento a quienes más lo necesitan, y hacerlo en las comunidades donde viven. Mientras no lo hagamos, las enfermedades mentales seguirán eclipsando el potencial de las personas y las economías».

 

Al parecer, resulta que no nos podemos permitir el lujo de no tratar la depresión y otras enfermedades mentales. Una razón muy pragmática y convincente. Pero no nos olvidemos de las razones más importantes: justicia y humanidad.

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